FALLECIMIENTO DE VICTOR

Ana Belén Bolívar Mayas se encuentra desde hace días en España, aunque media vida se le quedase en un arcén de la carretera de Tambacounda, en Senegal. A las nueve de la mañana del 19 de julio caminaba cogida de la mano de su pareja, el jienense Víctor Manuel Araque Menor. Un todoterreno que circulaba en dirección contraria se les vino encima e impactó de lleno contra él. Víctor murió. Para Ana Belén comenzó entonces el infierno. Tres semanas después intenta que se haga justicia, y no puede olvidar -como declaró en una entrevista concedida al periódico de Dakar L'Observateur- que «lo trataron como a un perro».
Según informó la prensa senegalesa, por el atropello de Víctor está encausado un hombre de 37 años natural de Mali. Ana Belén Bolívar contrató a un abogado local para que la represente en los tribunales. Pero a día de hoy no tiene claro en qué momento se encuentra el procedimiento o si existe siquiera. «Cuando aún estaba en Senegal me enteré que se había celebrado un juicio cinco días después del accidente, juicio para el que no fui avisada (...) No se trató de un accidente en absoluto, sino que hubo circunstancias agravantes como velocidad excesiva en casco urbano donde la velocidad está marcada a 50 por hora, ausencia de maniobras de frenado o evasivas ... El vehículo que nos arrolló (ella sufrió rasguños) formaba parte de un convoy de paso por Senegal para llegar a Mali y ser matriculados allí. Al parecer pertenecían al gobierno de Mali», asegura. Recibió también informaciones que apuntaban a que el acusado había sido condenado a cuatro meses de cárcel, cinco meses de retirada del carné y multa de 83 euros.
Ni ha podido confirmar que hubo juicio ni que haya sentencia. Tiene indicios de que hay un señalamiento judicial al respecto el 14 agosto, pero sin confirmación. No ha podido ni conseguir copia de la declaración que ella hizo ante la Policía el día de los hechos.
Desconfianza
«A estas alturas no puedo fiarme de nadie, tengo miedo de que el juicio se haya realizado y pase el plazo para recurrir (...) He llamado a todas las puertas. El cónsul español no quiere mezclarse en esto, es demasiado imparcial e inhumano. Subdelegación del Gobierno en Jaén, Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Secretaría de Asuntos Exteriores ... en todos sitios me dicen que allí no es. ¿Dónde es? Ya no sé a dónde acudir, estoy desesperada. No se si pueden imaginarse la indignación y la rabia en las que me encuentro después del accidente y de todas las circunstancias tan dolorosas que lo rodearon», lamenta.
Ana no ha podido volver a la casa de Jaén en la que convivió con Víctor durante ocho años. Se ha refugiado con sus padres en Maracena (Granada). Ahí intenta superar esas «circunstancias tan dolorosas», como ver cómo desde el asfalto echaban a la trasera de una camioneta el cuerpo de Víctor, sin que nadie lo cubriese siquiera. «Como a un perro. Una imagen que nunca podré olvidar (...) Lo que más me dolió fue que trataran a Víctor como a un perro, sin que tuviera siquiera una oportunidad de que lo viera un médico. En toda esta historia los agentes de la Policía senegalesa no dieron muestras de humanidad», asegura. DIARIO IDEAL