ASPESTOS BIOGRAFICOS
En otoño de 1994, a poco de haber sido elegido rector de la Universidad de Santiago de Compostela, sus editores me pidieron que presentara en un acto público el último libro de Manuel Fraga Iribarne. Se trataba de una colección de las más enjundiosas de sus intervenciones públicas desde que habÃa accedido a la presidencia de la Xunta de Galicia cuatro años atrás. El tÃtulo de la obra, 'Da acción ó pensamento', me pareció muy expresivo de la personalidad de su autor por cuanto en vez de anteponer el pensamiento a la acción, parecÃa proponer que el hacer era el catalizador del pensar, y no al revés. Yo no soy politólogo, y menos aún polÃtico, pero asumà aquella presentación pública en mi calidad de impenitente lector, profesor de literatura y rector de la Universidad en la que Fraga habÃa comenzado sus estudios superiores antes de trasladarse, muy pronto, a Madrid para completarlos allÃ.
Desde el rectorado, ya estábamos registrando entonces muestras palpables de que el gusanillo universitario todavÃa alentaba en el espÃritu del presidente de la Xunta del que ya dependÃa a todos los efectos nuestra común 'alma mater' (suya en parte y mÃa hasta la Licenciatura). Fraga nunca dejarÃa de acudir a cualquier llamado que procediera de Fonseca; nadie en su gobierno le superó tampoco, a lo largo de los ocho años en que fui rector, en sensibilidad y comprensión hacia nuestros problemas y dificultades. Lógicamente, unas veces las atendió y resolvió, y en otras tal cosa no fue posible; las relaciones entre poder, partidos y comunidad escolar nunca, desde la fundación de Bolonia, resultaron fáciles. Pero su accesibilidad y empatÃa fueron invariables; Fraga vivÃa cordialmente la Universidad, y de la de Santiago de Compostela dijo, en el acto solemne de inauguración de su V Centenario, ante los Reyes de España y el Presidente Soares de Portugal, que era la decana de las instituciones civiles de Galicia, solo superada en antigüedad por otra institución religiosa, la catedral.
No recuerdo con detalle los términos de mi intervención en aquel acto de 1994, cuando se presentó en una librerÃa compostelana 'Da acción ó pensamento'. Solo que, tal y como me aconsejaban los responsables de mi gabinete de comunicación, busqué una frase que resumiera mi propuesta y que fuera "periodÃstica". Dije, asÃ, que Fraga Iribarne bien podrÃa ser calificado como el más polÃtico de nuestros intelectuales y el más intelectual de nuestros polÃticos del momento. Al fin y al cabo, el libro que presentábamos llevaba como rubro la mención a ambas facetas, si bien, insisto, no me resultara baladà el orden en el que acción y pensamiento aparecÃan.
La muerte de quien ha estado presente en la vida pública española durante sesenta años, desde la dictadura franquista hasta la crisis actual de la Unión europea, dará lugar a múltiples valoraciones acerca de su acción polÃtica. No faltaran, tampoco, aunque con menor incidencia, consideraciones sobre su pensamiento polÃtico, en el que no dejaron de influir desde Balmes, Saavedra Fajardo y Maetzu hasta Cánovas del Castillo y Carl Schmitt: Fraga hombre de acción y de pensamiento. En estas breves palabras de recuerdo no quiero obviar, por mi parte, la tercera dimensión aludida: el aspecto humano.
Fraga Iribarne fue, en vida, hombre ya biografiado. Pero la gran biografÃa que de él sin duda algún dÃa se escribirá contará con una abrumadora materia prima de gestos, actitudes, pulsiones, episodios, controversias, equivocaciones, relaciones, aciertos, victorias y fracasos con la que el escritor deberá lidiar enciclopédicamente para construir con palabras la figura de una personalidad inconfundible, hasta cierto punto irrepetible. Yo aportaré hoy tan solo una anécdota de la que fui único testigo, gracias a mi doble condición de rector de su primera Universidad y de paisano suyo, nacido en Vilalba veintiocho años más tarde que él.
En el año 2000, en el transcurso de una cena oficial, el Fraga embajador en Londres y ferviente villalbés, el Presidente de la Xunta que hablaba un gallego más genuino y auténtico, cambiando bruscamente de tema, hizo un aparte conmigo para expresarme con retranca una preocupación motivada por el éxito de otros dos gallegos. El año anterior, José Manuel Silva habÃa sido nombrado Director general de Agricultura de la Unión Europea y por aquellas fechas Francisco González pasaba a desempeñar la presidencia del BBVA. Y lo que Manuel Fraga vino a decirme, de paisano a paisano, fue lo siguiente: "Ojo, rector; hay que andar listos, que los de Chantada vienen achuchando...".
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DarÃo Villanueva es miembro de la Real Academia Española y catedrático de TeorÃa de la literatura y Literatura comparada de la Universidad de Santiago de Compostela. Colaborador de la revista 'El Cultural'. Fue rector de la Universidad de Santiago de Compostela entre 1994 y 2002.
DarÃo Villanueva
05/10/2012